A entender a mis hijos, a escuchar pacientemente
Y contestar sus preguntas sin alterarme;
No permitas que los interrumpa y menos que
Los contradiga sin razón.
Concédeme la gracia de ser siempre cortés para con ellos,
Como yo quiero que sean conmigo.
Dame el valor suficiente para confesarles mis faltas
Y pedir perdón cuando les haya hecho algún daño.
No permitas que hiera nunca con mis actos
Sus sentimientos o que me ría de sus errores
Y los castigue injustamente, avergonzándolos o
Poniéndolos en ridículo y, sobre todo, te pido
Señor Que nunca descargues en ellos mi ira, tan solo
Para satisfacer mi egoísmo; jamás permitas que los induzca a mentir o a robar.
Hazme cada día más humilde y que deje de sermonearles
Continuamente, ciégame para no ver los pequeños
Errores en mis hijos, pero dame luz para ver
Las cosas buenas que tienen y que hacen.
Cuando salga de mis casillas, ayúdame
Señor A contener mi lenguaje, pon siempre en mis labios
La palabra justa para cuando merezcan elogios.
Ayúdame a tratarlos de acuerdo a su edad, no permitas
Que les robe la oportunidad de cuidarse ellos mismos
Y que piensen y lleven a cabo sus propias decisiones.
Permíteme que pueda concederles todas las satisfacciones
Que sean razonables, pero dame el valor suficiente para negarles cualquier privilegio que pueda perjudicarles.
Permíteme que sea tan equitativo, tan justo y amigable
Para con ellos, que sientan auténticamente
Estimación por mí Concédeme
Señor Todopoderoso,
Que sea siempre digno de que mis hijos
Me amen y me imiten en lo bueno.
Ramón Mitre
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